En septiembre de 2021, el lechero galés Ceredig Evans miró su teléfono justo después de terminar el ordeño matutino. Una cámara de IA (inteligencia artificial) instalada por la startup CattleEye había detectado la más sutil irregularidad en la pisada de una Holstein, marcándola como “en riesgo de cojeras”. Esa misma tarde, Evans recortó la pezuña, evitando una lesión dolorosa y una caída costosa en la producción de leche, días antes de que un ojo humano lo hubiera notado.
Historias como esta emergen en establos y clínicas de todo el mundo, mostrando cómo la inteligencia artificial está transformando el cuidado animal, desde el bienestar del ganado hasta los diagnósticos de mascotas.
La IA se está convirtiendo rápidamente en un aliado poderoso en el cuidado veterinario. Desde las granjas hasta las clínicas, las tecnologías de IA ayudan a veterinarios y agricultores a tomar decisiones más rápidas y precisas para proteger la salud y el bienestar animal.
Pero, ¿qué hace exactamente la IA?
Imagina una herramienta que puede escanear miles de radiografías, TC y cuadros de ultrasonido en segundos, detectando lo que el ojo humano podría pasar por alto. Ya existe. Los sistemas de imagen impulsados por IA, entrenados con extensas bibliotecas de imágenes veterinarias, ya pueden detectar con notable precisión tumores en etapas tempranas, fracturas finas e incluso lesiones como roturas del ligamento cruzado en un labrador.
Diagnósticos más rápidos y basados en datos significan que las mascotas pueden operarse antes, y las vacas o caballos recibir tratamiento antes de que los problemas de salud provoquen pérdidas en la producción. Más allá de la imagenología, la IA también está transformando el monitoreo de salud en tiempo real. Sensores y dispositivos inteligentes, como collares conectados o cámaras en el granero, recopilan datos continuos sobre movimiento, temperatura y comportamiento. Luego, el aprendizaje automático analiza estos patrones para detectar cambios sutiles que podrían indicar enfermedad, como cojera o problemas respiratorios. ¿El resultado? La detección temprana de enfermedades permite tratamientos oportunos, reduce el sufrimiento y disminuye los costos generales.

Superposición de visión artificial que etiqueta cada vaca y codifica en colores su estado de bienestar dentro de un establo lechero irlandés.
Source: Alltech Blog — “Bridging the data gap in dairy farming: The promise of digital technologies.”
Al cruzar la genética del animal, su historial médico, dieta e incluso el microclima del establo, los modelos de aprendizaje automático sugieren la terapia más eficaz con menos efectos secundarios. Un campo emergente, la farmacogenómica, utiliza marcadores de ADN para adaptar dosis o identificar riesgos, como cuando un collie presenta la mutación MDR1 que hace tóxicos ciertos antiparasitarios. En resumen, el algoritmo ayuda a los veterinarios a pasar de “talla única para todos” a “esta dosis, para este perro, hoy”. Todo esto es posible gracias a la gran cantidad de datos y la capacidad de la IA para reconocer patrones en ellos.
Aunque la tecnología no es perfecta y aún requiere supervisión experta, ya está transformando cómo cuidamos a los animales. Ya sea una vaca en una granja lechera o un perro en una clínica, la IA está haciendo que la atención veterinaria sea más inteligente, rápida y compasiva.
La IA nos ayuda a entender a los animales de una forma que antes era inimaginable. Desde grandes ganaderías hasta hábitats salvajes remotos, la IA permite una monitorización continua y en tiempo real, ofreciendo una nueva visión sobre la salud y el comportamiento animal.
Gracias a sensores, cámaras y visión por computadora, la IA puede rastrear los movimientos de los animales, detectar signos de malestar o incluso evaluar estados emocionales. Por ejemplo, el análisis de la forma de andar mediante IA puede reconocer la cojera en vacas al detectar cambios sutiles en su marcha. En la avicultura, sistemas inteligentes monitorizan la densidad de las aves y su comportamiento para detectar signos tempranos de enfermedad o agresión, mejorando el bienestar y reduciendo pérdidas.
El reconocimiento de emociones en los animales también avanza rápidamente. Modelos de aprendizaje automático se han utilizado para analizar expresiones faciales en gatos y caballos para detectar dolor, utilizando herramientas como la Escala de Muecas Equinas (Horse Grimace Scale) y la detección de puntos faciales.
Un estudio usó aprendizaje profundo para identificar con precisión los niveles de dolor en gatos según rasgos faciales, alcanzando más del 72 % de exactitud, un avance para garantizar que el sufrimiento silencioso no pase desapercibido.

Puntos faciales coloreados que representan rasgos geométricos empleados por
un modelo de aprendizaje profundo para evaluar cinco acciones de la escala de muecas felina (Feline Grimace Scale).
Image source:
Steagall P V, Monteiro B P, Marangoni S, Moussa M & Sautié M.
Fully automated deep-learning models with smartphone applicability for prediction of pain using the Feline Grimace Scale.
Scientific Reports 13, 21584 (2023), Figure 5. CC BY 4.0.
La IA también ayuda en la gestión del ganado a través de plataformas de agricultura inteligente. En rebaños lecheros, los datos de comportamiento recopilados durante años se utilizan para predecir la producción diaria de leche y optimizar las rutinas de alimentación, reduciendo el estrés y mejorando la productividad. Drones y robots ahora trabajan junto a la IA para monitorear grandes rebaños, detectar animales enfermos y garantizar condiciones ambientales adecuadas, como temperatura y calidad del aire.

Un drone cuádruple etiqueta a cada oveja con marcadores de salud en tiempo real durante una inspección en un pastizal montañoso.
©Ambiq. How AI Is Reinventing Animal Husbandry.
Más allá de la agricultura, se han probado sistemas de identificación facial asistida por IA en animales salvajes como el panda gigante, con una precisión superior al 90 %, lo que representa un gran avance para la conservación. Al ofrecer vigilancia 24/7, la IA no reemplaza el vínculo humano–animal, pero lo fortalece, ayudándonos a detectar problemas más rápidamente, actuar con mayor celeridad y crear entornos más seguros y compasivos para los animales.
La IA ofrece un enorme potencial para la salud animal, pero “con gran poder vienen grandes responsabilidades, para el veterinario, el agricultor y el programador por igual”.
A medida que la tecnología avanza, también surgen preguntas éticas: ¿Cómo garantizamos la transparencia? ¿Quién posee los datos? ¿Cómo equilibramos la automatización con el toque humano? Uno de los mayores desafíos es la calidad de los datos. La IA depende de conjuntos de datos grandes y limpios para aprender y hacer predicciones precisas. Sin embargo, en medicina veterinaria, los datos suelen ser inconsistentes, fragmentados y específicos de cada especie, lo que puede limitar la exactitud y equidad de los modelos. Esto se vuelve especialmente crítico cuando los sistemas de IA se utilizan para decisiones que afectan directamente el bienestar animal, como la detección del dolor o las recomendaciones terapéuticas.
Otra preocupación es la naturaleza de “caja negra” de algunos sistemas de IA. Los modelos de aprendizaje profundo pueden ofrecer predicciones impresionantemente precisas, pero sin explicar cómo llegaron a ellas. Esta falta de interpretabilidad dificulta que los veterinarios confíen en diagnósticos o tratamientos asistidos por IA, especialmente en casos complejos o de alto riesgo.
La privacidad y la seguridad también son fundamentales, sobre todo cuando más granjas y clínicas adoptan tecnología portátil, sensores y sistemas de video. El almacenamiento y el uso de datos de salud animal deben protegerse, especialmente cuando están vinculados a sistemas propietarios o a cadenas alimentarias más amplias.
Igualmente importante, la IA debe complementar, no desplazar, la experiencia veterinaria, liberando a los clínicos para centrarse en el juicio matizado y el vínculo humano–animal. Con un diseño cuidadoso, la IA puede convertirse en una herramienta ética. Se están desarrollando soluciones como la IA Explicable (XAI) para ayudar a los profesionales a entender las decisiones del modelo. La IA también contribuye a reducir el sufrimiento animal, permitiendo intervenciones tempranas, mejorando el bienestar e incluso orientando la cría para evitar enfermedades hereditarias.
Avanzar requerirá colaboración interdisciplinaria. Veterinarios, científicos de datos, éticos y legisladores deben trabajar juntos para garantizar que la IA sirva no solo a la eficiencia, sino también a la compasión. Con las salvaguardias adecuadas, la IA puede ayudarnos no solo a hacer más, sino a hacer mejor por los animales.
Tu turno en el viaje de la IA
La IA ya está reduciendo drásticamente el tiempo de diagnóstico y sacando a la luz problemas de bienestar que antes pasábamos por alto. Sin embargo, su mayor contribución podría ser la empatía impulsada por datos que desbloquea, ayudándonos a detectar el dolor, el estrés o la enfermedad antes de que el animal los manifieste.
¿Has utilizado alguna herramienta de IA en tu clínica, refugio o granja? Comparte tu experiencia y etiqueta a la Organización Mundial de Sanidad Animal en las redes sociales. Tu perspectiva ayudará a mantener esta conversación e impulsar la innovación.
The Animal Echo aspira a fomentar la comprensión individual y colectiva de la salud y el bienestar de los animales. Le ofrecemos ideas y opiniones de expertos en salud y bienestar animal de todo el mundo. Las opiniones expresadas en The Animal Echo son las de su(s) autor(es) y no reflejan necesariamente la posición oficial de la OMSA.