Resumen
La seguridad sanitaria mundial no solo depende de los hospitales y laboratorios, sino también de la manera en que las sociedades producen, comercializan y consumen animales. Teniendo en cuenta que el 75 % de las enfermedades emergentes es de origen animal, fortalecer los sistemas de sanidad animal es fundamental para prevenir eventos de transmisión, como el ébola, la fiebre del Valle del Rift (FVR) o la influenza aviar. En el enfoque «Una sola salud», que integra la salud humana, la sanidad animal y la sanidad ambiental, la sanidad animal actúa como la primera línea de defensa, asociando las prioridades de seguridad mundial a las realidades de los medios de subsistencia locales. Este artículo explora dos vías emergentes: la vigilancia de los desechos animales y las amenazas subrepresentadas de las cadenas de valor de la carne de animales silvestres. El Instituto Internacional de Investigación Ganadera (ILRI, por sus siglas en inglés) ha dirigido estudios que demuestran cómo los desechos de los mataderos pueden servir como herramientas de vigilancia escalables y de bajo costo, generando alertas precoces para amenazas zoonóticas y resistencia a los antimicrobianos. A través de la utilización de herramientas como la genómica, un caso práctico sobre la FVR demuestra cómo la genómica y la vigilancia ecológica en el ganado revelan patrones que conducen a una acción preventiva antes de que los brotes se intensifiquen. Asimismo, la investigación sobre el comercio de carne de animales silvestres en África Oriental destaca el hecho de que las cadenas de valor informales amplifican los riesgos, ya que carecen de regulación y prácticas de protección, basándose en necesidades culturales y económicas. Para abordar estos riesgos, se requiere la participación comunitaria y alternativas adaptadas al contexto, en lugar de la criminalización. Gracias a la información obtenida, se ha demostrado que los avances de los sistemas de sanidad animal no son simplemente una mejora técnica, sino una inversión estratégica en la seguridad y la estabilidad mundial dentro del enfoque «Una sola salud».
La seguridad sanitaria mundial depende tanto de la manera en que producimos, vendemos y consumimos alimentos como de las prácticas de bioseguridad en los laboratorios y las medidas de control de infecciones que se aplican en los hospitales. Se calcula que el 75 % de las enfermedades infecciosas, nuevas o emergentes, son de origen zoonótico [1]. Entre estas enfermedades, que se propagan de animales a humanos, o viceversa, tenemos el ébola, el virus de la viruela del mono (Mpox), la influenza aviar y la fiebre del Valle del Rift, que se originan en animales y se han convertido en serios problemas para la salud mundial.
En un mundo en el que cada vez hay más amenazas biológicas, ya sean naturales, accidentales o deliberadas, el fortalecimiento de los sistemas de sanidad animal dentro del marco del enfoque «Una sola salud» es esencial, puesto que constituyen la primera línea de defensa contra pandemias y vulnerabilidades derivadas de prácticas riesgosas, como el consumo de carne de animales silvestres. Al proteger a las poblaciones garantizando conjuntamente la salud humana y la sanidad animal y ambiental, se fortalece la seguridad del enfoque «Una sola salud», haciendo hincapié en la prevención desde el origen, la detección rápida de amenazas y la respuesta coordinada entre sectores.
Por qué la sanidad animal es fundamental para la seguridad mundial
Las vías por las que surgen y se propagan las amenazas biológicas están condicionadas tanto por las deficiencias de los sistemas de sanidad animal como por la manera en que las comunidades interactúan con los animales y los ecosistemas. La transmisión, término que define el proceso durante el cual un patógeno que normalmente circula en animales se transmite a los humanos y causa una infección, suele producirse naturalmente en los puntos de encuentro de las prácticas culturales, los medios de subsistencia y las presiones ecológicas. Uno de los factores determinantes es la producción ganadera intensiva para satisfacer la demanda mundial de proteínas, así como otras prácticas, como el sacrificio informal, el comercio de carne de animales silvestres o la convivencia cercana entre personas y animales en entornos con recursos limitados. En estas realidades, se crean condiciones propicias para que los patógenos puedan cruzar las barreras entre especies con mayor facilidad.
En los casos en que los Servicios veterinarios son limitados y la vigilancia está fragmentada, el riesgo de transmisión permanece invisible hasta la aparición de brotes. Los patógenos que escapan a la detección en los animales rara vez permanecen confinados y, en cambio, evolucionan, se amplifican y finalmente llegan a las poblaciones humanas. Asimismo, las bacterias resistentes que surgen en el ganado o el medio ambiente se propagan a través de los alimentos, el agua y el comercio, comprometiendo los tratamientos en todo el mundo.
Disponer de sistemas de sanidad animal sólidos puede contrarrestar estos riesgos, puesto que actúan como un escudo de bioseguridad, promoviendo la confianza de la comunidad, reduciendo las prácticas peligrosas y enviando alertas precoces. Los avances científicos en las herramientas para los sistemas de sanidad animal no deben considerarse simplemente como mejoras técnicas, sino como factores esenciales para asociar las prioridades de seguridad sanitaria mundial a las realidades culturales y de subsistencia locales, lo que permitirá prevenir las crisis, evitando su propagación.
Disponer de sistemas de sanidad animal sólidos puede contrarrestar los riesgos, puesto que actúan como un escudo de bioseguridad, promoviendo la confianza de la comunidad, reduciendo las prácticas peligrosas y enviando alertas precoces.
 
		
	
               Figura 1. Panorama mundial sobre la carne de animales silvestres y la nutrición
En al menos 62 países, la fauna silvestre y los peces capturados en estado silvestre aportan al menos el 20 % de las proteínas animales en la dieta de los hogares rurales, proporcionando calorías, proteínas esenciales, grasas y micronutrientes. [6]
Casos prácticos: promover la sanidad animal mediante la vigilancia
Estos riesgos para la salud no son teóricos. Como el Instituto Internacional de Investigación Ganadera (ILRI, por sus siglas en inglés) tiene una presencia estratégica en países de ingresos bajos y medios, que suelen estar en primera línea ante enfermedades zoonóticas endémicas y emergentes, ha estado elaborando soluciones innovadoras, como pruebas de diagnóstico y vacunas candidatas, para fortalecer los sistemas de sanidad animal.
Desde la pandemia de COVID-19, se ha registrado un aumentado en el interés por la epidemiología basada en las aguas residuales, que las analiza con el fin de determinar el consumo o la exposición a sustancias químicas o patógenos en una población. La aplicación de este concepto a la vigilancia de los desechos animales en mataderos y explotaciones ofrece una nueva perspectiva para la detección precoz desde el origen.
El ILRI ha dirigido estudios en el oeste de Kenia y en la interfaz entre la fauna silvestre y el ganado que han identificado enfermedades transfronterizas y revelado la presencia de genes resistentes en el ganado, los animales silvestres, el suelo y el agua (estudios no publicados). Estos resultados confirman que tanto los patógenos como la resistencia no se limitan a los hospitales, sino que circulan silenciosamente por los ecosistemas. A través de la utilización de los desechos animales como herramienta de vigilancia, los estudios del ILRI demuestran que la aplicación de enfoques escalables y de bajo costo pueden generar información útil para supervisar la resistencia a los antimicrobianos y las enfermedades zoonóticas o transfronterizas, lo que permite reducir eficazmente las brechas entre los sectores de la sanidad animal, la sanidad ambiental y la salud pública.
El ILRI también ha trabajado sobre la fiebre del Valle del Rift (FVR), una enfermedad zoonótica transmitida por mosquitos que tiene consecuencias devastadoras para el ganado y causa enfermedades graves en los humanos, y ha demostrado que la supervisión de la sanidad animal proporciona una alerta precoz. Los diferentes estudios, ya sean genómicos de la evolución viral [2], vigilancia ecológica y xenovigilancia [3], muestran cómo el virus emerge, circula y se adapta. Los estudios genómicos revelaron la diversidad de cepas y permitieron clasificar rápidamente los clados, proporcionando una base científica para mejorar las vacunas y los diagnósticos. Asimismo, los estudios ecológicos han demostrado la manera en que los patrones de lluvia, los aumentos repentinos de la población de mosquitos y los desplazamientos del ganado pueden servir como señales precoces de brotes inminentes. Al detectar patrones en el ganado y la fauna silvestre antes de que se produzcan brotes generalizados, los veterinarios pueden intervenir, reduciendo los riesgos para la salud humana. La FVR es, por consiguiente, un ejemplo clásico de la prevención como primera línea de defensa.
Estos casos prácticos demuestran que los avances genómicos en la sanidad animal son inversiones en materia de seguridad mundial, puesto que previenen la propagación de enfermedades zoonóticas, protegen los sistemas alimentarios y detectan amenazas antes de que se conviertan en crisis, de conformidad con la visión de seguridad del enfoque «Una sola salud».
Al detectar patrones en el ganado y la fauna silvestre antes de que se produzcan brotes generalizados, los veterinarios pueden intervenir, reduciendo los riesgos para la salud humana. La FVR es, por consiguiente, un ejemplo clásico de la prevención como primera línea de defensa.
Cadenas de valor de la carne de animales silvestres: riesgo, cultura y participación de la comunidad
A través de los estudios realizados en los asentamientos fronterizos de Kenia y Tanzania [4] para abordar las percepciones del riesgo de enfermedades, así como los mapas de la cadena de valor de la carne de animales silvestre en el área metropolitana de Nairobi [5], ha sido posible cartografiar las cadenas de valor de la carne de animales silvestres e identificar los principales puntos de riesgo de transmisión de patógenos de la fauna silvestre a los humanos. También ha sido posible identificar brechas importantes debido, por un lado, a la ausencia de reglamentaciones de seguridad alimentaria, comunicación de riesgos y prácticas de protección, y, por otro lado, al predominio de la aplicación de sanciones en detrimento de la prevención de enfermedades.
Estos resultados demuestran que las cadenas de valor ilegales e informales de la carne de animales silvestres constituyen una dimensión subestimada de la seguridad sanitaria mundial. La caza, el comercio y el consumo no solo contribuyen a la pérdida de biodiversidad y la perturbación de los ecosistemas, sino que también erosionan el efecto sumidero natural que aportan los ecosistemas intactos para reducir patógenos. La eliminación a gran escala de la fauna silvestre acarrea la destrucción de esta barrera, creando mayores oportunidades de transmisión en las poblaciones ganaderas y humanas.
Cabe señalar que los marcos de seguridad sanitaria mundial deben reconocer las realidades culturales y económicas que sustentan estas prácticas. En muchas comunidades, la carne de animales silvestres sigue siendo una de las pocas fuentes accesibles de proteínas (ver Figura 1) y está estrechamente vinculada a tradiciones profundamente arraigadas. Criminalizar o estigmatizar estas prácticas sin ofrecer alternativas seguras y asequibles podría socavar la confianza y llevar la actividad a una mayor clandestinidad.
Promover la seguridad del enfoque «Una sola salud» requiere algo más que vigilancia y bioseguridad; exige escuchar, colaborar en el diseño de soluciones y adaptar los objetivos mundiales de protección a la resiliencia de las comunidades locales. Por consiguiente, las inversiones en sanidad animal no solo deben buscar proteger los sistemas alimentarios y los medios de subsistencia rurales; son medidas estratégicas de seguridad que refuerzan la estabilidad a nivel mundial.
Traducido del original en inglés.
Imagen principal: ©Oliver Dralam, Getty Images
Referencias
[1] Jones KE, Patel NG, Levy MA, Storeygard A, Balk D, Gittleman JL, et al. Global trends in emerging infectious diseases. Nature. 2008;451(7181):990-3. https://doi.org/10.1038/nature06536
[2] Juma J, Fonseca V, Konongoi SL, van Heusden P, Roesel K, Sang R, et al. Genomic surveillance of Rift Valley Fever virus: From sequencing to lineage assignment. BMC Genomics. 2022;23:520. https://hdl.handle.net/10568/120243
[3] Korir M, Lutomiah J, Bett BK. Ecological factors associated with abundance and distribution of mosquito vectors of Rift Valley Fever virus during an epidemic period in Isiolo, Kenya. Póster presentado en la 8.ª Conferencia Panafricana sobre Agricultura Animal; 26-29 de septiembre de 2023; Gaborone, Botsuana. Nairobi (Kenia): Instituto Internacional de Investigación Ganadera (ILRI); 2023. https://hdl.handle.net/10568/132057
[4] Patel EH, Andimile M, Funk SM, Yongo M, Floros C, Thomson J, et al. Assessing disease risk perceptions of wild meat in savanna borderland settlements in Kenya and Tanzania. Front. Ecol. Evol. 2023;11:1033336. https://doi.org/10.3389/fevo.2023.1033336
[5] Masudi SP, Hassell J, Cook EA, van Hooft P, van Langevelde F, Buij R, et al. Limited knowledge of health risks along the illegal wild meat value chain in the Nairobi Metropolitan Area (NMA). PLoS ONE. 2025;20(3):e0316596. https://doi.org/10.1371/journal.pone.0316596
[6] Grace D, Bett B, Cook E, Lam S, MacMillan S, Masudi P, et al. Eating wild animals: Rewards, risks and recommendations. Nota de investigación del Instituto Internacional de Investigación Ganadera (ILRI) n.º 129. Nairobi (Kenia): ILRI; 2024. https://hdl.handle.net/10568/152280
 
			 
		 
		 
			 
			 
			